¿Por qué envejece nuestra piel?

A partir de los 25 años nuestra piel empieza a cambiar y aparecen los primeros signos del envejecimiento: pequeñas líneas de expresión que con el tiempo se convierten en arrugas, pérdida de firmeza y densidad, e incluso más adelante la pérdida de definición del óvalo facial.

El envejecimiento se debe tanto a causas internas (genética, raza, tipo de piel, etc.) como externas (principalmente los rayos UV, pero también la dieta, el tabaquismo, la contaminación o la falta de cuidados cutáneos) que afectan a todas las capas de la piel:

- En la epidermis, la capa más superficial de la piel, se ralentiza la renovación celular y se disminuye la producción de lípidos, lo que da lugar a una piel más seca, apagada, áspera y mucho más sensible a las agresiones externas.

- En la dermis, donde se encuentran las fibras de colágeno y elastina que agrupadas en forma de malla dan sostén a nuestra piel, se ve reducida la producción de estas fibras, así como del ácido hialurónico, lo que da lugar a que se formen surcos y arrugas en la superficie debido a la falta de densidad.

- En la capa subdérmica, las más profunda, se encuentran las células adiposas que almacenan lípidos que, con el paso del tiempo, se ven reducidas en número y volumen, lo que conlleva una pérdida de volumen y firmeza en la superficie.

Aunque el envejecimiento no puede prevenirse, si pueden minimizarse sus efectos en el rostro mediante una serie de cuidados y evitando los factores externos que contribuyen a él. Por eso, queremos daros unos consejos básicos para cuidar de nuestra piel, sea cual sea nuestra edad:

1. Los rayos UV son el principal factor externo que contribuye al envejecimiento de la piel. Utilizando protección solar con factor medio-alto (según nuestro tipo de piel) durante todo el año, controlando las exposiciones y evitando las cabinas de rayos UVA, conseguimos retrasar la aparición de signos de envejecimiento como manchas y arrugas.

2. El estrés oxidativo es otra de las causas más comunes del envejecimiento, por ello, debemos cuidar nuestra dieta. La ingesta diaria de frutas y verduras con propiedades anti-oxidantes (zanahorias, albaricoques, verduras de hoja verde, tomates) así como legumbres y pescados, limitarán los daños causados por los radicales libres.

3. El tabaco reduce la elasticidad de la piel y da lugar a un tono apagado y/o amarillento. Dejar de fumar contribuirá a una mejora sustancial de nuestra piel en muy poco tiempo.

4. Un buen cuidado cutáneo retrasará también la aparición de los signos de envejecimiento. Por un lado, la limpieza diaria es muy importante, tanto para eliminar los restos de polución como para eliminar los restos de maquillaje: nunca te vayas a dormir sin limpiar la piel. Por otro lado, debes aportar a tu piel los cuidados necesarios, según tu tipología cutánea y tu edad: hidratación, firmeza,etc.